16 de noviembre. Un día ni tan común ni tan corriente. Pero ella todavía no lo sabía. Ese día, él iba a estar esperándola afuera como habían arreglado la noche anterior. Él iba a desarmarse en sentimientos. Y ella, después de un tímido también, iba a sincerar su corazón. Traicionar su propio juramento de sólo limitarse a escuchar, dejar que él hable y después partir fue la mejor traición. Como para cerrar formalmente esa charla, se acerco lentamente (ella suspiró temerosa) y la besó. Ese fue el primero desde que se conocieron, 12 días antes. Ese fue el primero de tantos. Y el comienzo de lo que prometía ser su historia. Porque muy a pesar de todo, en el fondo o en algún lugar, esas dos personas quedaron escondidas. Esperando el reencuentro.
martes, 17 de noviembre de 2009
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